Y un día el alba
me dijo que no volverás;
y hasta ahora el eco de mi pregunta
¿porqué te fuiste?
no tiene respuesta alguna;
vuelve, que el frío de la soledad
lentamente me está matando.
Tu partida dejó
sin alba a mi amanecer,
sin calor y resplandor a mi atardecer,
sin luna y estrellas a mi anochecer;
ahora sólo vivo sumergido
en el cruel ocaso del olvido;
vuelve, que este vacío
está sepultando mis esperanza de vivir.
De qué me sirve sonreír,
sino tengo tu sonrisa,
de qué me sirve soñar,
si te llevaste mis recuerdos,
de qué me sirven estos labios,
sino puedo besar los tuyos,
de qué me sirven estas manos,
sino puedo tocarte ni acariciarte;
vuelve, que este martirio
está atormentando a mi corazón.
Mi vida no tiene brújula,
porque lo dejaste sin norte;
mis días y noche carecen de luz,
porque te llevaste su resplandor;
en vano fue buscarte en otros labios,
sólo me hicieron recordar a los tuyos;
vuelve, que la desesperación
lentamente me está enloqueciendo.
Y todo este tiempo transcurrido
no ha sido fácil para mí
asimilar tu inesperada partida;
¿cómo pude perderte después de todo lo vivido?;
¿por qué irte sin explicación?, si tanto te amé;
estés donde estés,
envía una señal a mi corazón
para saber el camino de cómo buscarte;
vuelve, por favor vuelve,
porque nadie ocupará tu lugar.
