Ayúdame a encontrar ese Amor, Dios mío,
porque el dolor cada día en mí es tan fuerte,
que al cerrar mis ojos
tengo la ilusión de que estás presente,
pero al abrirlos
sólo queda en mí un gran vacío.
Siempre busqué ese Amor con la esperanza
de llenar mi vida de felicidad y confianza,
pero la vida sólo me ha puesto en el camino:
amores convenientes y altivos,
amores que disfrazan su real apariencia,
amores que no valoran los sentimientos,
y simplemente deseo encontrar
un corazón que me sepa amar de verdad.
Cada vez que la busco y no la encuentro
se acrecienta, como una llama de fuego, mi tormento,
mi razón me dice que debo tener paciencia
pero no responde hasta cuando mi alma estará vacía.
Parado sobre el filo del muelle
y con la mirada puesta en el horizonte
me la paso por horas gritando:
mi Amor ¿dónde estás?
y un eco misterioso me responde:
Ten paciencia,...ya llegará...
Por cuánto tiempo más
seguirá este dolor aferrado en mí,
cuántos días más mi corazón
seguirá desterrado
en la Isla de la soledad;
cruel odisea!!!, para un corazón
que sólo busca un Amor de verdad.
Por cuánto tiempo más seguiré soportando,
con la mirada incierta sobre cada ocaso,
dejando mis lágrimas en cada ola que abrazo,
mis suspiros en cada brisa que va pasando...
...Y mis huellas sobre la extensa alfombra de arena,
quedará como vestigio que siempre la estuve esperando.
Pero Amor mío,
no habrá cárcel de agonía
que mis esperanzas quebrante,
ni cadenas de tormento que aprisionen
mi ilusión de poder encontrarte.
Te pido Señor y Dios mío ante tu altar
con el remanente de esta energía de amor,
no me dejes a un paso de sus labios sin poder besarla,
no me dejes tan cerca de su piel sin poder acariciarla
y al menos por un minuto me permitas poder amarla...
...Y desde las alturas, le contaré al mundo entero,
que tan sólo en un minuto de mi vida
logré AMAR DE VERDAD.
